Estamos en Chubut, en el pueblo de Tecka, chiquitito, prolijo y silencioso. El movimiento está en la gasolinera, donde los autos están haciendo fila para cargar nafta, no queda otra, en la Patagonia si ves una estación de servicio con combustible es una obligación llenar el tanque porque uno nunca sabe cuándo podrá volver a repostar. El calor y el sol nos aplaca a todos, debo admitir que el viento casi ni se siente, lo cual no sé si es algo eventual o suele ser calmo en esta zona, lo dudo, debe ser eventual. Son casi las 5 de la tarde y recién se empieza a ver movimiento, estamos en la plaza central desde las 12 del mediodía. Esta mañana, o madrugada, el despertador de Marc sonó a las 4:30 am, en la oscuridad con tropezones y confusiones levantamos campamento y ni bien aclaró el cielo salimos a la ruta, eran las 6am. El cielo estaba precioso con la luna, un millar de estrellas y ese brillo violáceo que anuncia el sol saliendo, un poema para la vista. Hacia frio y yo por vagancia no