Al amanecer dejamos Chichiriviche, descansamos bastante en la playa y ya teníamos ganas de retomar la bicicleta y pedalear un poco más. Habíamos investigado la ruta que pensábamos hacer y sabíamos que íbamos a pasar algunos días en zonas poco habitadas y sumamente calurosas. Estábamos preparados para el desafío, los últimos días de pedal siempre habíamos tenido algún contacto que nos esperaba, ya sea de couchsurfing , o algún conocido de otro conocido. Esta vez no era así y nos esperaban varios kilómetros de no tener ni idea de a dónde llegaríamos ni cómo serían las personas, aunque la verdad, después de pedalear tanto tiempo en Venezuela ya estábamos sin miedo y muy confiados con que encontraríamos gente buena y amable, como lo había sido hasta ahora. Aquel día transcurrió tranquilo, el sol era un soplete y el calor estaba fuertísimo, como habíamos comenzado a pedalear prácticamente al alba para el medio día ya teníamos casi 90 kilómetros en las piernas, así que buscamos un luga